¡Qué suerte que viniste!
Susana Reyes Maestra
¡Qué suerte que viniste!
Reviví, profundizá y compartí la charla.
“La escuela es principalmente futuro”
“Hola, ¿vos sos mi señorita?”, me preguntó Elena, una mujer de 40 años, trabajadora sexual y creadora del sindicato de la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina (Ammar). Elena había tenido que abandonar la escuela a los 8 años pero volvió porque “quería poder escribir todo lo que tenía para decir”. Mabel, otra trabajadora sexual, vino porque no podía leer las notas del cuaderno de comunicaciones de su hijo. Gracias a ellas, “Isauro Arancibia”, la escuela primaria para jóvenes y adultos, abrió sus puertas en 1998. Ellas trabajaban en la estación Constitución y un día comentaron que allí dormían muchos pibes y pibas que nunca habían ido a la escuela o que habían ido poco tiempo. Entonces fuimos a invitarlos y, al día siguiente, llegaron Luis y Analía: tenían 18 años y estaban en la calle desde los 13. De a poco la escuela se fue llenando de jóvenes y, como nuestro objetivo era alojar a todos y a todas, fuimos construyendo las premisas básicas entre docentes y estudiantes para facilitar la inclusión y la permanencia. Por ejemplo, que en “Isauro Arancibia”, como se llama la escuela, siempre hay vacantes: en cualquier momento del año y del día son bienvenidos. Si llegan diez minutos antes de que termine la clase, les decimos: “¡Qué suerte que viniste! Tenemos 10 minutos para hacer algo”. Otra regla básica es que resolvemos los problemas con la palabra, nunca con violencia.


A lo largo de estos años se nos presentaron situaciones para las que tuvimos que buscar soluciones creativas. Llegaron padres y madres con niños y niñas. Así surgió el jardín. También llegaron menores de 14 años, con edad para ir a la primaria. Entonces, pedimos a una escuela pública del barrio que abriera un grado en nuestra escuela para que esos chiquitos pudieran escolarizarse. Hoy Isauro cuenta con primaria de adultos, de niños y niñas, jardín maternal, secundario, escuela de formación laboral y un centro de actividades infantiles. Comenzamos con una maestra y quince estudiantes, ahora transitan la escuela más de seiscientos estudiantes y ciento treinta trabajadores. También sumamos una huerta, un taller de radio y otro literario, una panadería donde trabajan muchos jóvenes, una bicicletería, una peluquería y un taller de costura. Implementamos una cocina y un comedor, donde nos sentamos juntos maestros y estudiantes. Ese espacio de encuentro se convirtió en un eje pedagógico. Después de la pandemia, los chicos y las chicas comenzaron a regresar por las viandas y el comedor. Pero, especialmente, por los libros. Una tarde en que pasé por la biblioteca vi de espaldas a David con su bebé en brazos y varios libros en la mesa. Lo escuché decir: “Ahora que papá sabe leer vas a poder escuchar los cuentos”. Hace veinte años nos poníamos contentos cuando uno de nuestros estudiantes volvía para terminar la primaria. Hoy la universidad forma parte de sus proyectos. Son pibes que quieren vivir, son ejemplos de resistencia, tienen derecho a una vida y a imaginar un futuro feliz. Solo necesitan ser mirados y amados.
Personas que dejaron su huella
Para nuestra escuela elegimos un nombre emblemático: Isauro Arancibia, que fue un maestro asesinado de ciento veinte balazos por la dictadura cívico militar el 24 de marzo de 1976. Luego de matarlo, le robaron los zapatos. Con los estudiantes construimos una baldosa en su memoria y viajamos a Tucumán, su lugar de nacimiento, para colocarla en el sitio donde fue asesinado. Eduardo Rosenzvaig, un maestro que escribió sobre Isauro, dijo: “Recuperemos los zapatos porque no es justo que un maestro camine descalzo por el cielo”. Nosotros llevamos orgullosos su nombre y sus zapatos nos llevan hacia una sociedad más justa.
Ideas
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Seguí explorando
Le pedimos a Susana Reyes que nos haga algunas recomendaciones para profundizar y nos sugirió esto.

Isauro Arancibia : una experiencia de…
De Susana Reyes
Este libro pretende mostrar que pese a la rigidez del sistema educativo y su burocracia supuestamente impenetrable, siempre hay un espacio para la transformación. Isauro existe porque hace dieciocho años hubo un encuentro entre pibes que navegaban las calles en busca de un destino diferente y docentes que escucharon y soñaron junto a ellos.

Pedagogía de la esperanza
De Paulo Freire
En esta obra, el autor propone crear una pedagogía de la esperanza que supere la “pedagogía del oprimido” y mostrar la fortaleza de una generación que resistió el sometimiento, y que extrajo de las vicisitudes y de las persecuciones el coraje para trabajar en la transformación social.

Maestros del viento
CTERa
Documental realizado en mayo de 2001 como un homenaje a los docentes detenidos y desaparecidos durante la última dictadura cívico-militar. Refleja el compromiso militante de Isauro Arancibia, Eduardo Requena y Marina Vilte.

Uso mis manos, uso mis ideas
Mascaró cine
En 1973, un grupo de militantes populares iniciaron un proyecto de alfabetización de adultos en un barrio de la provincia de Neuquén tomando en cuenta las experiencias cubanas y las desarrolladas por Paulo Freire en la década del 60. Treinta años después, este documental rescata imágenes y testimonios de quienes participaron.