Preservar las historias de los mayores
Zunilda Valencia Docente, escritora y emprendedora.
Preservar las historias de los mayores
Reviví, profundizá y compartí la charla.
“María se despertaba y leía en voz alta lo que había escrito. '¿Por qué llora?', le pregunté una vez y me dijo: '¡Jamás pensé que alguien se tomaría el tiempo para escribir sobre mi vida!'”
Esa mañana, como no había logrado comunicarme con María, decidí visitarla antes de ir al trabajo. Cuando se abrieron las puertas del tren, me sentí emocionada porque le iba a contar que el libro con su historia estaba listo, pero al llegar la portera me dijo que había fallecido. Fue un golpe, no me lo esperaba.
Escribí una nota para su hijo: “Tengo algo que le pertenecía a tu mamá, ahora es tuyo”. Él se comunicó conmigo y cuando le mostré el libro que escribimos juntas, miró el título, la foto de su mamá, leyó algunas páginas y se sorprendió. Con ojos brillantes y una sonrisa, me dijo: “Zuni, es como si estuviera escuchando a mamá”. Este libro es desde ahora el tesoro más valioso que pueda tener.
Soy una mujer migrante, mamá de Zunimar, Zulimar y Zuyimar, de profesión docente. Salí de Venezuela con el sabor amargo de la despedida y llegué a Buenos Aires, mi segundo hogar, en 2016.
Me sentía vulnerable, angustiada, triste, desesperada. Lo había dejado todo, incluyendo a mis hijas, pero tenía la esperanza de traerlas acá. Necesitaba trabajar. En mi país era directora de una escuela, así que lo ideal era conseguir trabajo en el área. Y lo logré, pero como personal de limpieza. También fui trabajadora en casas particulares y acompañante de personas mayores en geriátricos y con cama adentro.
Así conocí a María. Tenía 91 años y le encantaba conversar, pero vivía sola. Estuvimos juntas por 6 meses. Nunca había hablado tanto con una persona de esa edad. Me contaba sus recuerdos, que no se parecían a los míos, pero que también habían permanecido en silencio.


Yo nací en el campo, rodeada de personas adultas, cultivos y animales. Viví en el rancho de una hacienda, a orillas del río El Limón y cada vez que crecía la corriente se llevaba todo a su paso, incluyendo el rancho. Con mi familia dormíamos en hamacas, mi madre rociaba gasoil en los alrededores para evitar que entraran las culebras. Crecí sin escuchar y sin amar mi voz. Creía que nadie me escuchaba porque no tenía nada interesante que decir. Pero eso cambió cuando nacieron mis hijas, con mis amigas, en la escuela y en la universidad. Descubrí que mi voz sí era escuchada.
Por eso sentí esa profunda empatía con María. Hablaba con tanto entusiasmo de su vivencia, que empecé a acariciar la idea de escribir. Cada mañana teníamos largas charlas. Yo grababa, tomaba apuntes. Sus recuerdos fluían. Decía una y otra vez: “Esto que te estoy contando es desde mi corazón”. Ese fue el título del libro, el primero que escribí. Hasta ese momento no había pensado en la necesidad de comunicar nuestras vivencias.
Escuchar a María fue inesperado y sanador. Desde entonces escribo sobre la vida de personas mayores y escribir despertó algo profundo en mí. Junto a esas historias, empecé a contar la mía. Escucho y me escucho. María me inspiró a plasmar por escrito esos recuerdos que hacen ruido en el silencio. Por eso me entusiasma seguir encontrando historias que puedan ser guardadas en la memoria familiar. Cada libro es la huella de una vida que podrá ser leída y recordada, más allá del tiempo.
Escuchar para escribir
Los libros que escribo con las historias de las personas mayores los hago con un equipo de seis mujeres de Venezuela, Colombia y la Argentina. Hacemos las entrevistas, las revisiones con el narrador, la elección de las fotos, el proceso de maquetar y, finalmente, la encuadernación artesanal. Nuestro desafío es mantener la oralidad del narrador o narradora. Que no se escuche mi voz sino la suya.
Frente al silencio de tantas vidas, estos libros son palabras sonoras. Cada persona mayor es un libro viviente que una vez escrito, con su estilo único y extraordinario, seguirá vivo más allá de la ausencia.
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Seguí explorando
Le pedimos a Zunilda Valencia que nos haga algunas recomendaciones para profundizar y nos sugirió esto.

“El principito”
De Antoine de Saint-Exupéry.
Narración corta del escritor francés que cuenta la historia de un pequeño príncipe tras partir de su asteroide a una travesía por el universo, en la que descubre la extraña forma en que los adultos ven la vida, y comprende el valor del amor y de la amistad.

“La teoría U”
De C. Otto Scharmer.
En una época de fracasos institucionales masivos que se manifiestan en la destrucción de los fundamentos de nuestro bienestar social, económico, ecológico y espiritual, el autor propone un enfoque revolucionario para el liderazgo y el aprendizaje.

“Diario de una pasión”
Película dirigida por Nick Cassavetes.
En un hogar de retiro en Estados Unidos, un hombre lee a una mujer que padece Alzheimer la historia de dos jóvenes de distintas clases sociales que se enamoraron durante la convulsionada década del 40, y de cómo fueron separados por terceros y por la guerra.

“El olvido que seremos”
De Héctor Abad Faciolince.
En esta biografía novelada, el autor narra con maestría la vida de su padre, Héctor Abad Gómez, un médico y activista por los derechos humanos que fue asesinado en Medellín, Colombia, por los paramilitares el 25 de agosto de 1987.