Las travesuras de Naricita
No uno sino doce libros. Los amé en mi infancia y hoy sigo amándolos. Por razones de tiempo, hace algunos años que no vuelvo a leerlos. Pero están ahí. Yo los miro y me hago una promesa… Cuando sea viejita me voy a sentar, cada tarde, en una mecedora con un té y una porción de tarta de manzanas para volver a leerlos.