La vida exagerada de Martín Romaña
Leí este libro recién llegado a Paris. Me lo regalo una amiga. Y luego yo se lo regale a cuanta persona iba a Paris y más adelante simplemente a los que iban a algún lado. Recuerdo en la línea 5 del metro de Paris, plagada de personas (y de olores) riendo a carcajadas con las desventuras de ese peruano que odiaba a Hemingway al descubrir que la fiesta de Paris no era tal. Y sobre todo lo recuerdo “Volviéndose un poco loco” cada tanto, cada vez que tenía que superar barreras inquebrantables.