Jessica Oyarbide Autor

Generar impacto: ¿por dónde empiezo?

timer 7min.

Hablar de impacto es un desafío en sí mismo, partiendo de la base de que cada persona interpreta algo distinto de una misma palabra. ¿Qué es el impacto? ¿Es algo que golpea? ¿Es algo que significa alto rendimiento? ¿impacto en qué?. Cuando hablamos de impacto nos referimos a las consecuencias que se producen como efecto de determinada acción. Esa acción, lógicamente, puede generar un impacto positivo, neutral o negativo. ¿Alguna vez nos preguntamos cuál es el impacto de decidir ir a un lugar o a otro de vacaciones?, o ¿cuál es el impacto de comprar un jean en una marca de moda rápida o a un emprendimiento?, o ¿en qué lugar compramos aquello que comemos todos los días?, o incluso ¿a qué estamos contribuyendo con nuestro tiempo de trabajo invertido cada día?. Cada decisión que tomamos, por pequeña que sea, genera un impacto. Y a veces, aunque sea de manera involuntaria, tomamos decisiones con impacto negativo, por desconocimiento o por indiferencia.

Hace unos días fui a una mueblería a comprar una silla. Había una muy linda, que el vendedor empezó a describirme con sus mejores intenciones de venta. No fue hasta que le pregunté de dónde venía la madera, que pude conocer que esa madera provenía de regiones de Chaco que estaban casi completamente deforestadas porque la especie de árbol que se utilizaba para hacer ese tipo de muebles, tardaba muchos años en volver a crecer y no se volvía a sembrar. “Pero no es mi culpa, yo no soy el que está deforestando” se excusó el vendedor. Algo tan simple como una silla puede cargar con un tremendo impacto negativo, a nivel ambiental por todas las consecuencias que produce la deforestación, y a nivel social, porque la manera de explotar los recursos en ciertas áreas son contraproducentes para el desarrollo local, y las personas que viven en dichas zonas son las primeras afectadas por las catástrofes ambientales. Curioso, ¿no?. El desafío no está en buscar culpables, sino en identificar responsables. Quienes talaron esos árboles son responsables por sus decisiones, quienes compran esa madera conociendo perfectamente sus orígenes, son responsables por sus decisiones, quienes compran esa silla sabiendo de dónde proviene esa madera, también son responsables de sus decisiones. Claramente, no la compré.

Cuando cambiamos la culpa por la responsabilidad, podemos empezar a reconocernos como agentes de cambio. Sobran problemas en el mundo, la pregunta es ¿vamos a observarlos cruzándonos de brazos, quejarnos en las reuniones familiares y compartir videos apocalipticos en las redes sociales o vamos a actuar?. Todas las personas tenemos la capacidad de generar impacto positivo, tanto en nosotras mismas, como en la sociedad y en el ambiente, y a esa capacidad, desde Marcas que Marcan, le llamamos Potencial Social®. El Potencial Social es como una semilla, todos la tenemos adentro y podemos elegir generar un terreno fértil para que esa semilla brote, o dejarla inactiva de por vida.

Crear un terreno fértil tiene diferentes implicancias. El primer paso es cuestionarnos, sin preguntas no hay cambios. Si no nos animamos a hacernos esas preguntas difíciles, a las que a veces no les encontramos respuesta, es casi una utopía pensar en que se puede contribuir a transformar una realidad. Para identificar a qué cambio que el mundo necesite podemos aportar, tenemos que caminar dentro del barro de las preguntas existenciales, de los momentos bisagra en nuestra vida, y de aquello que nos genera dolor. Cuando nos enfrentamos cara a cara con la realidad que nos molesta, nos indigna, nos preocupa, pero a la vez, nos llama a actuar, estamos frente a la posibilidad de encontrar un fertilizante para nuestra semilla. Los discursos heroicos de aquellas personas que están generando impacto en la vida de millones de personas, a veces pueden inspirarnos, y a veces pueden generar que nos menospreciemos. Incluso la mínima acción que comencemos a hacer, es mucho más valiosa que la inacción. Ni Gandhi, ni Malala, ni Nelson Mandela nacieron teniendo en claro su propósito en la vida y cómo impactarían en las personas. Fue cuando se enfrentaron cara a cara con algo que les movilizó internamente, que comenzaron a actuar guiados bajo una brújula que desconocían que tenían. Hay que salir a explorar y enfrentarnos con aquello que nos incomoda.

El próximo paso para preparar nuestro terreno fértil es valorarnos. Todas las personas somos valiosas, tenemos habilidades, historias, intereses y deseos, y ninguna persona es más importante que otra. En este mundo tan guiado por números de seguidores que parecieran determinar quién es importante y quién no, a veces perdemos el foco en el factor humano que nos diferencia y nos hace únicos. Para descubrir nuestro Potencial Social tenemos que ser capaces de mirarnos al espejo, de decirnos todo lo que valoramos de quienes somos, de felicitarnos por todo lo que hayamos logrado, por pequeño que sea, y de escribir, en concreto, cuáles son todos aquellos atributos positivos que tenemos para ofrecer al mundo. Si no aprendemos a abrazarnos, a brindarnos amor, compasión, paciencia y cuidado, ¿cómo vamos a pretender hacerlo con alguien más?.

El tercer paso es regar esa semilla para que brote, empezar a caminar. No existe una fórmula secreta para encontrar una vida llena de sentido. Existe la posibilidad de aprender a ver nuestro camino con otros ojos y de tomar decisiones a conciencia, que nos hagan sentir orgullo del impacto que generan. Desde cada hábito y cada pequeña decisión de compra, hasta en qué decidimos invertir nuestro tiempo de trabajo o de esparcimiento, podemos estar contribuyendo a crear una realidad mejor, un planeta más sano y una sociedad más justa. Cuando somos capaces de reconocer nuestro Potencial Social y lo llevamos a la acción, nos convertimos en Agentes de Cambio. Logramos pasar de ser observadores a protagonistas. Y no es que hace falta subirse al barco de Greenpeace a salvar las ballenas o estar todos los sábados por la mañana ayudando a servir comida en un comedor, existen tantas maneras de generar impacto positivo como personas en el mundo. No es necesario cambiar rotundamente el rumbo de nuestro camino o nuestro estilo de vida, pero sí es necesario cuestionarnos más, observar nuestras decisiones, soñar en grande qué queremos transformar y empezar a caminar hacia ello. Un paso a la vez.

Hoy, desde el lugar que ocupamos, podemos aportar algo valioso. Algunas personas decidirán crear una Empresa Social o una Empresa de Impacto, otras decidirán trabajar desde las empresas tradicionales incorporando políticas que sean mejores para el planeta y para las personas, otras no trabajarán pero aportarán desde sus diferentes roles, otras trabajarán impulsando cambios en los gobiernos, y otras quizás aún no encuentran su lugar, pero están en su proceso de búsqueda. Lo maravilloso de la diversidad y de poder elegir el rol que queremos ocupar, es que nos permite ser parte de un ecosistema vivo, de personas convencidas de que la realidad se puede transformar cuando cada cual aporta valor, una mirada complementaria y energía para el cambio.

También, te recomendamos arrow_forward
×