Hace 20 años dirige un grupo muy activo de investigación en el INGEBI concentrado en entender cómo funcionan genes y circuitos cerebrales que regulan el apetito y la motivación desde una perspectiva genética, evolutiva y conductual basada en el estudio de ratones transgénicos y mutantes que ellos mismos producen. Los resultados de estas líneas de investigación aportaron piezas claves para entender el funcionamiento normal de las conductas apetitivas y cómo algunos déficits de origen genético llevan a disfunciones neuronales que disparan conductas impulsivas o compulsivas que pueden derivar en adicción a drogas de abuso y obesidad.